¿Qué os parece si disfrutamos del skyline de New York?

Os vamos a intentar ahorrar el dolor de cuello característico de la primera vez que visitas Nueva York. Estar mirando todo el tiempo hacia arriba para contemplar la inmensidad de sus rascacielos puede ser agotador. ¿Solución? Ver el skyline de New York desde otro ángulo. Por eso, os traemos estos cinco lugares desde los que podréis apreciar mejor esta fantástica ciudad y sus gigantescos edificios.

Isla de la Estatua de la Libertad, Nueva York.

El imponente One World Trade Center desde Liberty Island.

 

5 vistas imprescindibles del skyline de New York

1. DUMBO

Brooklyn Bridge desde el parque de DUMBO.

Una entrometida gaviota frente al puente de Brooklyn.

¿Disfrutamos del skyline de New York?

No, no es lo que estáis pensando. No es el famoso elefantito de Disney (XD). Es el acrónimo de Down Under the Manhattan Bridge Overpass, un barrio de Brooklyn. Para llegar hasta esta zona os recomendamos cruzar a pie por el puente de Brooklyn desde el parque del ayuntamiento (City Hall Park). En los alrededores del parque podréis encontrar puestos de comida para coger fuerzas para el camino.

El barrio DUMBO en Brooklyn.

Welcome to DUMBO!

El paseo es espectacular y no os llevará más de 30 minutos, pero al ser uno de los lugares más “instagrameables” de Nueva York, querréis parar muchas veces para conseguir la foto perfecta, haciendo más largo el recorrido. Eso sí, como ya hemos escrito en alguno de los otros posts, tenemos que insistir en la importancia de madrugar. ¡Y es que a partir de las 11 de la mañana, en el puente no se cabe! Merece mucho la pena hacer un pequeño esfuerzo y llegar prontito.

Viendo Manhattan desde el Brooklyn Bridge.

Skyline de Manhattan desde el puente de Brooklyn.

Ya en DUMBO, lo mejor que podéis hacer es recorrer la zona, bordeando el río y sin perder de vista el majestuoso puente. De esta manera tendréis unas vistas impresionantes al skyline de New York. Nosotros nos compramos unas hamburguesas del Shake Shack y nos fuimos a comer al parque. Tienen habilitada una zona con mesas para que todo el mundo pueda comer tranquilamente, disfrutando de las increíbles vistas.

Cuando nos quisimos dar cuenta, ya estaba atardeciendo. Nos habíamos quedado embobados contemplando los edificios del Downtown, la Estatua de la Libertad y el puente de Brooklyn. ¿Qué más se le puede pedir a este lugar?

Vistas desde el parque de DUMBO al skyline de Manhattan y al Brooklyn Bridge.

El puente de Brooklyn y el Downtown, desde DUMBO Park.

 

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2. Roosevelt Island

Franklin D. Roosevelt Four Freedoms Park.

Vistas desde el parque Franklin D. Roosevelt.

Una de las principales atracciones de la isla de Roosevelt es cómo se llega hasta ella: el teleférico de Roosvelt Island (Roosvelt Island Tramway). Es probablemente la experiencia más barata que se pueda realizar en Nueva York. ¡Por el módico precio de un billete de metro, podréis sobrevolar el East River y el Queensboro Bridge! La altura máxima a la que asciende el teleférico son alrededor de 80 metros. Los paisajes te dejan, literalmente, como en una nube.

¡Preparad vuestras cámaras, ya que el trayecto son poco más de 3 minutos y querréis fotografiarlo todo! Por suerte el teleférico está totalmente acristalado, permitiendo apreciar muchos detalles desde las alturas. Una vez que “aterricéis” en la isla, os daréis cuenta de la paz que se respira.

Roosevelt Island y el Queensboro Bridge.

Espectaculares vistas desde la isla de Roosevelt.

Por el borde del río tenéis un agradable camino por el que andar y descubrir una imagen diferente de Manhattan. Por el centro de la isla, las colinas de verde césped se mezclan con el río y con los edificios de la otra orilla, creando un panorama asombroso. Nos encantó ver el Empire State y el Edificio Chrysler desde la distancia, cosa que sin pagar para subir a algún rascacielos, puede ser una tarea complicada. Una excursión 100% recomendable, que aunque no sea de los lugares más conocidos de la ciudad, merece la pena visitar.

Skyline de New York desde la isla de Roosevelt.

Una ardilla feliz y el skyline de New York al fondo.

También suelen haber ardillas a la caza de las galletas de los turistas. Nos quedamos casi sin almuerzo, pero como recompensa, una ardillita presumida hizo de modelo posando con el inmejorable skyline neoyorquino a sus espaldas.

Por último, y si aún tenéis dudas de si merece la pena o no visitar la isla, a pocos metros de la parada del teleférico tenéis algunos puntos de interés. El centro comercial Bloomingdale’s, si os gusta ir de compras o si sois fans de la serie Friends. La tienda Dylan’s Candy Bar, con la mayor y mejor selección de golosinas americanas. Y la famosa cafetería Serendipity 3.

Vistas al East River y al Midtown.

Contemplando el East River y el Queensboro Bridge.

 

3. Ellis Island

Ellis Island, Liberty Island y Jersey City.

Ellis Island desde la Estatua de la Libertad.

Podréis visitar esta isla con el Statue Cruises Ferry tras haber estado en Liberty Island. Fue una sensación impactante. Nos encontrábamos donde más de 12 millones de inmigrantes fueron inspeccionados para determinar su entrada al país. Con una donación voluntaria, podréis acceder al único edificio abierto al público de la isla, el Museo de la Inmigración. Es una visita interesante que sirve de complemento a la increíble vista panorámica del Downtown.

Vista al skyline de Manhattan desde Ellis.

Observando los inmensos rascacielos desde la isla de Ellis.

Desde la isla de Ellis se puede ver la zona financiera, nos atreveríamos a decir, más importante del mundo, en primer plano. Aquí alucinamos con la grandeza del One World Trade Center, el sexto rascacielo más grande del mundo. Sus casi 100 plantas de altura lo hacen destacar por encima de todos los demás edificios. ¡Incluso empezamos a pensar que las edificaciones de su alrededor eran pequeñas, cuando la mayoría tiene más de 30 plantas! Impresionante.

Manhattan desde la isla de Ellis.

En el Wall of Honor del Museo de la Inmigración.

Otra cosa que nos dejó sin palabras fue el circular Muro del Honor que hay en la parte de detrás del museo. En el muro aparecen los nombres de más de medio millón de personas. Todos ellos tienen algo en común, la conmemoración de la inmigración americana, por lo que los nombres provienen de todo tipo de nacionalidades.

Estuvimos un rato buscando nuestros apellidos y ¡ahí estaban! Y aunque no son familiares nuestros (o sí, quien sabe), nos resultó curioso cómo un apellido que pensábamos que era 100% “typical spanish” se encontraba escrito en el Muro del Honor de la inmigración americana, al otro lado del Atlántico. Como podéis ver, y no solo por las vistas al skyline de New York, es una visita que no deberíais dejar pasar.

Desde Ellis Island, una vista imprescindible al skyline de Manhattan.

Vistas desde la isla de Ellis.

 

4. Staten Island Ferry

Vistas al One World Trade Center desde el ferry gratuito.

La zona financiera de Manhattan.

Si antes habíamos hablado de la actividad más barata de Nueva York, os comentamos ahora una 100% gratuita. El Staten Island Ferry. Como bien dice su nombre, es un ferry que te lleva a Staten Island, una isla al sur de Manhattan. Es una travesía muy agradable y tranquila por la bahía de Nueva York.

Nos encantó este mini crucero desde donde pudimos ver, en modo panorámico, no solo el skyline de New York, sino también el de Brooklyn y el de Jersey City. Y es que esto es lo mejor del ferry, poder ver estas ciudades de un solo vistazo. Para ello, durante el trayecto hacia Staten Island, nos pusimos en la parte trasera del barco, a la derecha.

Os recomendamos, eso sí, que intentéis coger un sitio rápidamente. El “truco” del ferry gratuito es algo que mucha gente conoce, y por lo tanto, los sitios que ofrecen las mejores vistas se llenan enseguida. A medida que el barco se va alejando de Manhattan, podréis apreciar cada vez mejor su skyline. Y os aseguramos que ver cómo se va haciendo cada vez más pequeño es una pasada.

Staten Island Ferry gartis. Vistas a Jersey City.

Jersey City desde el Staten Island Ferry.

Una de las increíbles fotos que podréis sacar desde este ferry es la Estatua de la Libertad con Manhattan de fondo. Impresionante, ¿verdad? Cuando el ferry haya atracado en Staten Island, tendréis que desembarcar y subir al barco de al lado para volver a Manhattan, y por supuesto, gratis también. Staten Island tiene que ser un lugar encantador para pasar el día, pero por falta de tiempo, nosotros decidimos dejarlo para otra ocasión.

Puente Verrazano-Narrows, desde el Staten Island Ferry.

El Verrazano-Narrows Bridge, uniendo Brooklyn y Staten Island.

Ya en el ferry de vuelta, nos pusimos en la parte izquierda de la proa para maravillarnos una vez más con las vistas. En cambio, si queréis relajaros podréis bajar a la primera planta del barco, donde no suele haber mucha gente y abundan los asientos libres. Desde ahí también se puede disfrutar de las vistas, aunque no sean las mejores.

Una de las cosas que nos hubiese gustado hacer habría sido coger este barco durante el atardecer o por la noche. ¡Lo tenemos apuntado para próxima visita a NYC!

Brooklyn Bridge y Manhattan Bridge.

El puente de Brooklyn desde los Manhattan piers.

 

5. Estatua de la Libertad

Ver le skyline de Manhattan desde el pedestal de la Estatua de la Libertad

Vistas del Downtown desde el mirador de la Estatua de la Libertad.

Estábamos a las 9 de la mañana haciendo cola en Battery Park para subirnos al ferry que nos llevaría, al fin, ¡a la Estatua de la Libertad! Antes de subir al barco, nos sorprendió el control de seguridad, ¡idéntico al de un aeropuerto! Pero por fin íbamos a ver de cerca el más icónico y emblemático monumento norteamericano. No nos lo podíamos creer. ¡Hasta se nos hicieron largos los 15 minutos de trayecto del ferry hasta la isla de las ganas que teníamos de pisar Liberty Island! Nada más salir de la embarcación, nos dirigimos directamente hacia la colosal dama de cobre.

Ver la Estatua de la Libertad desde el ferry de Nueva York.

Fotografía de la Estatua de la Libertad desde el ferry.

Y una vez más, como ya nos había pasado otras veces a lo largo del viaje, nos sentimos pequeños. A pesar de haber visto construcciones mucho más grandes, ver una figura humana de ese tamaño es impresionante. Con las entradas en mano, nos pusimos en la cola para acceder al pedestal de la estatua.

En cuanto a las entradas, tenéis que saber que son limitadas, por lo que es conveniente reservarlas con antelación. Nosotros lo hicimos a través de Statue of Liberty Tickets 3 meses antes del viaje. Otra cosa importante a tener en cuenta es el tipo de entrada. Tenéis 3 opciones: la entrada básica, que incluye únicamente la visita a Liberty Island y a Ellis Island.

La entrada con acceso al pedestal, igual que la básica pero con la subida en ascensor hasta un mirador en el pedestal, justo bajo los pies de la estatua. Y la entrada con acceso a la corona, donde podréis subir hasta la cabeza de la colosal figura, además de visitar ambas islas por supuesto. Nosotros elegimos la tercera opción, y es sin lugar a dudas, la más recomendable. Espectacular el skyline de New York desde allí.

Vistas de Manhattan desde Liberty Island.

El skyline de Manhattan, desde la base de la Estatua de la Libertad.

Tras pasar otro control de seguridad, y dejar algunas pertenencias en unas taquillas de la entrada (está prohibido subir con trípodes), nos subimos al ascensor que nos llevaría hasta el observador del pedestal. Ya desde aquí las vistas son impresionantes. Además, el balcón rodea toda la estructura, por lo que tendréis una visión periférica desde todos los ángulos.

Nos entretuvimos bastante tiempo sacando fotos y contemplando desde la lejanía cada edificio y cada puente que teníamos a nuestro alcance. Y ahora empezaba lo mejor. ¡Nos íbamos a meter dentro de la estatua! Otro ascensor nos dejó apróximadamente a la altura de la cintura de la inmensa figura. A continuación, una estrecha y vertiginosa escalera de caracol nos conduciría hasta la corona.

Y llegados arriba, nos quedamos sin palabras. ¡Estábamos viendo el skyline de New York desde el interior de la gigantesca cabeza de la Estatua de la Libertad! Nos sentimos muy especiales. No nos creíamos que nosotros estuviésemos ahí. Una auténtica locura. Nos pudimos quedar un buen rato en la cabeza de la estatua, admirando su interior, sus vistas y charlando con los guías que permanentemente están allí arriba resolviendo cualquier duda acerca del grandioso monumento.

Fue una experiencia que sabemos que jamás olvidaremos. Para terminar la visita, en la planta baja hay un pequeño museo en el que se cuenta la historia de la estatua y cómo se hizo.

Statue of Liberty.

¡Metidos en la cabeza de la Estatua de la Libertad!

 

Extra: Top of the Rock

Central Park desde las alturas del Rockefeller Center.

Vistas a Central Park.

La guinda del pastel. Con sus más de 250 metros de altura, sus 70 plantas, y ofreciendo una de las mejores vistas de todo New York City, os presentamos el ¡Rockefeller Center! Increíble ver el skyline de New York desde ahí.

Un gigantesco complejo comercial que alberga una gran variedad de tiendas, el teatro Radio City Music Hall, y que es conocido, entre otras cosas, por el magnífico alumbrado del enorme árbol de Navidad. Aunque podríamos hablar extensamente sobre este gigante arquitectónico, nos vamos a centrar en su mirador, el Top of the Rock.

Es un observatorio de 3 plantas situado en la parte más elevada del edificio. Un pequeño apunte que creemos que es digno de mención es que el ascensor tarda 42 segundos en llegar a la cima a una velocidad de 21 kilómetros por hora. ¡Llegas a sentir la presión en los oídos! Impresionante.

Foto Polaroid con el Empire State de fondo.

El Empire State y Polaroid, una combinación perfecta.

Una vez más, hay que comprar las entradas con antelación, y además, en este caso, también tendréis que elegir una hora concreta para subir al mirador. Un dato relevante es que cuando compréis vuestras entradas, os darán la opción de mejorar vuestro ticket con lo que llaman en la web el “Sun & Stars”. Pagando 15$ más por vuestro billete, podréis subir 2 veces a la cima del edificio en el mismo día. Nosotros teníamos dudas de si valdría la pena pagar por esta mejora, aunque al final decidimos comprarla, y no podemos estar más contentos de haberlo hecho. Esto nos permitió disfrutar 2 veces de las impresionantes vistas.

Skyline de Manhattan con la puesta del sol.

Impresionante atardecer desde Top of the Rock.

Una a primera hora del día, aprovechando la luz del sol, y otra al atardecer, coronándose como uno de los mejores atardeceres de nuestras vidas. Fue algo impresionante. El sol se iba apagando, mientras el cielo se teñía de rojo y se encendían las luces de cada ventana. Alucinábamos. Increíble el skyline de New York.

Teníamos el debate interno entre fotografiar y grabar todo lo posible, o dejarnos llevar por la belleza del ocaso. Y eso fue lo que hicimos. Embobados y abrazados, esperamos hasta que el sol desapareciera del todo, dando paso a la iluminación de la luna y al brillo de los ventanales de las oficinas. Para nosotros, la mejor vista del skyline de New York.

El Midtown de Manhattan, minutos después del atardecer.

Manhattan iluminado, tras la puesta del sol.